Por Marco Antonio Karam.
Movidos por el espíritu altruista del despertar, caracterizado por la motivación de la gran compasión, aspiramos a liberar a todos los seres del sufrimiento y de sus causas. Para lograr este noble objetivo y dotar a esta empresa de una base firme enraizada en la realidad, deberemos explorar la naturaleza de la mente.
Dentro de la tradición budista se nos presenta un modelo de tres dimensiones de la conciencia:
– La psique
– La Conciencia Substrato
– La Conciencia Primordial
La psique representa el reino de la mente estudiado por la psicología, incluye a la vasta variedad de procesos mentales conscientes e inconscientes condicionados por el cuerpo, en especial el cerebro en interacción con el medio ambiente. Estos procesos son específicos a nuestro género, etnicidad, edad etc. Una razón esencial para tomar interés en el estudio de la psique, es aprender a distinguir cual de los procesos mentales que de ella emanan son conducentes a nuestro bienestar y el de los que nos rodean, así como cuáles no lo son. La psicología budista es experimental y pragmática, invitándonos a responder estas preguntas al través de observar a nuestras mentes directamente, develando la influencia que sobre de estas ejercen ciertos estados de conciencia. A medida en que mejoren nuestras habilidades introspectivas podremos iluminar con mayor claridad este reino de la experiencia.
Los contemplativos Budistas han observado que la psique emerge de una dimensión subyacente y más profunda de conciencia denominada la conciencia substrato, una continuidad individual de conciencia que se extiende de esta vida hacia vidas futuras, almacenando memorias y otras características personales a lo largo del tiempo. En la misma se resguardan las impresiones hábitos y tendencias acumulados desde el tiempo sin principio, entre los que encontramos naturalmente las memorias propias de nuestras vidas previas. Al través de la práctica contemplativa, en especial el desarrollo de la estabilidad de la atención, es posible explorar esta dimensión de la conciencia y purificar nuestros hábitos negativos como fortalecer los positivos.
Más allá de la conciencia substrato existe una dimensión prístina de la conciencia llamada la mente primigenia o la naturaleza búdica, la cual trasciende a los constructos conceptuales del espacio y el tiempo, el sujeto y el objeto, la mente y la materia, la existencia y la no existencia. Esta dimensión de la conciencia es inefable e inconcebible pero como con la psique y la conciencia substrato, puede ser explorada experimental y empíricamente al través de la meditación. Esto naturalmente requiere de un rigurosos entrenamiento en el entendimiento contemplativo o Vipashyana, gracias al cual podemos romper la barrera de los constructos conceptuales y nuestros rígidos hábitos mentales, para así asentarnos en la naturaleza vacua y luminosa de la conciencia, sinónima de la naturaleza búdica y el despertar.
Tony Karam
Próximos eventos
- Conferencia Zoom con Lama Tony: “Los Tres Tipos de Conciencia” Mayo 12 @ 19:00 – 21:00. Reserva en línea.
Por Marco Antonio Karam.
Movidos por el espíritu altruista del despertar, caracterizado por la motivación de la gran compasión, aspiramos a liberar a todos los seres del sufrimiento y de sus causas. Para lograr este noble objetivo y dotar a esta empresa de una base firme enraizada en la realidad, deberemos explorar la naturaleza de la mente.
Dentro de la tradición budista se nos presenta un modelo de tres dimensiones de la conciencia:
– La psique
– La Conciencia Substrato
– La Conciencia Primordial
La psique representa el reino de la mente estudiado por la psicología, incluye a la vasta variedad de procesos mentales conscientes e inconscientes condicionados por el cuerpo, en especial el cerebro en interacción con el medio ambiente. Estos procesos son específicos a nuestro género, etnicidad, edad etc. Una razón esencial para tomar interés en el estudio de la psique, es aprender a distinguir cual de los procesos mentales que de ella emanan son conducentes a nuestro bienestar y el de los que nos rodean, así como cuáles no lo son. La psicología budista es experimental y pragmática, invitándonos a responder estas preguntas al través de observar a nuestras mentes directamente, develando la influencia que sobre de estas ejercen ciertos estados de conciencia. A medida en que mejoren nuestras habilidades introspectivas podremos iluminar con mayor claridad este reino de la experiencia.
Los contemplativos Budistas han observado que la psique emerge de una dimensión subyacente y más profunda de conciencia denominada la conciencia substrato, una continuidad individual de conciencia que se extiende de esta vida hacia vidas futuras, almacenando memorias y otras características personales a lo largo del tiempo. En la misma se resguardan las impresiones hábitos y tendencias acumulados desde el tiempo sin principio, entre los que encontramos naturalmente las memorias propias de nuestras vidas previas. Al través de la práctica contemplativa, en especial el desarrollo de la estabilidad de la atención, es posible explorar esta dimensión de la conciencia y purificar nuestros hábitos negativos como fortalecer los positivos.
Más allá de la conciencia substrato existe una dimensión prístina de la conciencia llamada la mente primigenia o la naturaleza búdica, la cual trasciende a los constructos conceptuales del espacio y el tiempo, el sujeto y el objeto, la mente y la materia, la existencia y la no existencia. Esta dimensión de la conciencia es inefable e inconcebible pero como con la psique y la conciencia substrato, puede ser explorada experimental y empíricamente al través de la meditación. Esto naturalmente requiere de un rigurosos entrenamiento en el entendimiento contemplativo o Vipashyana, gracias al cual podemos romper la barrera de los constructos conceptuales y nuestros rígidos hábitos mentales, para así asentarnos en la naturaleza vacua y luminosa de la conciencia, sinónima de la naturaleza búdica y el despertar.
Tony Karam
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