Si mucha gente cultivara y desarrollara compasión y sabiduría y las uniera de manera dinámica, el futuro del planeta estaría asegurado.
La mayoría de las tradiciones religiosas del mundo coinciden en que la formación espiritual que se requiere no es sólo para monjes y monjas, sino para todas las personas, sean cuales fueren sus creencias y su forma de vida.
Hay una enseñanza tibetana que dice que «cuando el mundo se llena de males, todos los contratiempos deben convertirse en vías de Iluminación».
Visto el asunto desde este ángulo de observación, el desarrollo espiritual no debe ser concebido como un lujo, sino como un requisito de supervivencia.
El mundo necesita abogados bodisatvas, artistas y políticos bodisatvas, médicos y economistas bodisatvas, maestros y científicos bodisatvas; en fin, seres que funcionen como canales de compasión y de sabiduría en todos los niveles y en todas las situaciones de la sociedad.
Si esto que comento fuera una realidad, muchas mentes recibirían la influencia de estos seres de excepción y, no sólo nuestro hábitat estaría preservado, sino que se haría realidad el sueño que Teilhard de Chardín expresó en esta bella profecía: «Algún día, después de someter vientos, olas y mareas, los seres humanos dominarán las energías del amor».
Conceptos tomados de
″El libro tibetano de la vida y de la muerte″ de
Sogyal Rimpoché
Si mucha gente cultivara y desarrollara compasión y sabiduría y las uniera de manera dinámica, el futuro del planeta estaría asegurado.
La mayoría de las tradiciones religiosas del mundo coinciden en que la formación espiritual que se requiere no es sólo para monjes y monjas, sino para todas las personas, sean cuales fueren sus creencias y su forma de vida.
Hay una enseñanza tibetana que dice que «cuando el mundo se llena de males, todos los contratiempos deben convertirse en vías de Iluminación».
Visto el asunto desde este ángulo de observación, el desarrollo espiritual no debe ser concebido como un lujo, sino como un requisito de supervivencia.
El mundo necesita abogados bodisatvas, artistas y políticos bodisatvas, médicos y economistas bodisatvas, maestros y científicos bodisatvas; en fin, seres que funcionen como canales de compasión y de sabiduría en todos los niveles y en todas las situaciones de la sociedad.
Si esto que comento fuera una realidad, muchas mentes recibirían la influencia de estos seres de excepción y, no sólo nuestro hábitat estaría preservado, sino que se haría realidad el sueño que Teilhard de Chardín expresó en esta bella profecía: «Algún día, después de someter vientos, olas y mareas, los seres humanos dominarán las energías del amor».
Conceptos tomados de
″El libro tibetano de la vida y de la muerte″ de
Sogyal Rimpoché