El primer obstáculo que impide que el sentimiento de felicidad llegue a nosotros es la inhabilidad que tenemos para reconocer al sufrimiento como lo que es.
Con frecuencia llamamos felicidad a algo que no es más que sufrimiento disfrazado. Es esa ignorancia la que no nos deja investigar sus causas y, por consiguiente, nos inhabilita para encontrar la forma de ponerle fin a ese malestar.
Nos comportamos como enfermos que, inconscientes del mal que padecemos, no percibimos los síntomas de la afección que nos aqueja y dejamos pasar por alto la necesidad de someternos a un reconocimiento médico.
¡O peor aún! Sabemos que estamos enfermos, pero preferimos ignorar el problema en lugar de someternos a un tratamiento.
Hace más de dos milenios y medio, siete semanas después de iluminarse bajo el árbol del Bodhi, el Buda impartió su primera enseñanza en el Parque de las Gacelas, cerca de Benarés.
El primer enunciado de lo que sería después una vastísima enseñanza, estableció que hay una verdad que no se puede soslayar: el sufrimiento existe.
Reconociendo este hecho, se pueden indagar sus causas; y hallándolas, es posible conseguir su cesación; pero para lograr todo esto, hay que seguir el camino que a Sidartha lo condujo hacia el Despertar.
Los conceptos de este escrito fueron tomados del libro
″En defensa de la felicidad″ de
Matthieu Ricard, Editorial Urano
(Encuentra éste y otros títulos en nuestra librería)
El primer obstáculo que impide que el sentimiento de felicidad llegue a nosotros es la inhabilidad que tenemos para reconocer al sufrimiento como lo que es.
Con frecuencia llamamos felicidad a algo que no es más que sufrimiento disfrazado. Es esa ignorancia la que no nos deja investigar sus causas y, por consiguiente, nos inhabilita para encontrar la forma de ponerle fin a ese malestar.
Nos comportamos como enfermos que, inconscientes del mal que padecemos, no percibimos los síntomas de la afección que nos aqueja y dejamos pasar por alto la necesidad de someternos a un reconocimiento médico.
¡O peor aún! Sabemos que estamos enfermos, pero preferimos ignorar el problema en lugar de someternos a un tratamiento.
Hace más de dos milenios y medio, siete semanas después de iluminarse bajo el árbol del Bodhi, el Buda impartió su primera enseñanza en el Parque de las Gacelas, cerca de Benarés.
El primer enunciado de lo que sería después una vastísima enseñanza, estableció que hay una verdad que no se puede soslayar: el sufrimiento existe.
Reconociendo este hecho, se pueden indagar sus causas; y hallándolas, es posible conseguir su cesación; pero para lograr todo esto, hay que seguir el camino que a Sidartha lo condujo hacia el Despertar.
Los conceptos de este escrito fueron tomados del libro
″En defensa de la felicidad″ de
Matthieu Ricard, Editorial Urano
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