(Mensaje especial de Alan Wallace respecto a los derechos humanos en China y Tibet)
China posee raíces ancestrales provenientes de una gran civilización caracterizada por sus valores humanos. Hoy en día, es la nación más poblada del mundo: una de cada cinco personas de la población total del planeta, es de nacionalidad China. Sin embargo, la asunción de las ideas comunistas ha conducido a China a un quiebre trágico con sus valores morales tradicionales. La verdad sobre la historia reciente de China, es ocultada a su propia población: existe censura en la prensa y en Internet. Tal y como el ganador del Premio Nobel de la Paz, escritor e intelectual Liu Xiaobo, decenas de personas han sido encarceladas durante años por el simple hecho de exigir sus derechos constitucionales. Se violan gravemente los derechos de los practicantes de Falun Gong, de los cristianos, de los trabajadores migrantes, de los manifestantes, de los abogados, del los Mongoles y de las personas pertenecientes a la etnia Uyghur .
El gobierno chino no permite que los 500 millones de usuarios de Internet formen sus propias opiniones a través de ese medio electrónico. Los ingenieros chinos son capaces de desarrollar trenes de alta velocidad y cohetes espaciales, pero se les restringe el derecho a intercambiar con libertad y dignidad sus puntos de vista respecto a la vida. La arbitrariedad y corrupción de las instituciones gubernamentales por todo el país están provocando el descontento y acrecentando la corrupción. Tan solo en 2010, ciudadanos chinos protestaron 140,000 veces contra la arbitrariedad del estado. Muchos ciudadanos reaccionan a la falta de estado de derecho de manera inteligente y creativa. Un ejemplo de esto es cuando el artista disidente AiWeiwei, quien había sido aparentemente silenciado a través de la imposición de una multa drástica, fue apoyado por miles de donantes anónimos. De esta forma, de su experiencia resultó la formación de espacio para luchar contra la falta del estado de derecho en China.
Los tibetanos exigen sus derechos
En Tíbet, el descontento y la ansiedad se están extendiendo cada vez más. Con las auto-inmolaciones, los tibetanos están atrayendo la atención hacia su trágica situación. Protestan en contra de la injusticia, largas sentencias en prisión y multas a ser impuestas a protestantes tibetanos y disidentes. Más de 60 años después de la ocupación ilegal por el ejército chino, los tibetanos siguen en la espera de la prometida autonomía económica y cultural, así como del respeto a sus derechos religiosos. Aunque la constitución China protege la libertad de religión, a los budistas tibetanos se restringe sistemáticamente la práctica su fe. Por ejemplo, no pueden tener fotos de su líder religioso, el Dalai Lama. Los monasterios son controlados por funcionarios del ejército y cateados por la policía. Decenas de miles de monjes han sido expulsados de sus monasterios
A los tibetanos se les concedió autogobierno oficialmente; en la realidad, los funcionarios del Partido Comunista Chino poseen la influencia de facto en las decisiones gubernamentales. Los tibetanos perciben esta situación como simulación condescendiente y demandan que su tierra natal sea reconocida como una región autónoma, tal y como el gobierno Chino lo prometió. Con el fin de preservar la cultura y sociedad Tibetana, se requiere frenar la inmigración galopante de los chinos de la etnia Han. Asimismo, los tibetanos quieren decidir sobre el “desarrollo” de su tierra natal, debido a que, hasta ahora, no se han visto beneficiados del supuesto desarrollo económico. Por favor intenta ponerte en contacto con los tibetanos para obtener una visión objetiva de la situación del Tíbet- ya que los medios de comunicación del estado Chino no proporcionan una visión realista de la situación. Por favor haz campaña sobre los compromisos hechos por el gobierno de China para que realmente sean implementados, para poder poner un fin a esta situación tan desafortunada.
(Mensaje especial de Alan Wallace respecto a los derechos humanos en China y Tibet)
China posee raíces ancestrales provenientes de una gran civilización caracterizada por sus valores humanos. Hoy en día, es la nación más poblada del mundo: una de cada cinco personas de la población total del planeta, es de nacionalidad China. Sin embargo, la asunción de las ideas comunistas ha conducido a China a un quiebre trágico con sus valores morales tradicionales. La verdad sobre la historia reciente de China, es ocultada a su propia población: existe censura en la prensa y en Internet. Tal y como el ganador del Premio Nobel de la Paz, escritor e intelectual Liu Xiaobo, decenas de personas han sido encarceladas durante años por el simple hecho de exigir sus derechos constitucionales. Se violan gravemente los derechos de los practicantes de Falun Gong, de los cristianos, de los trabajadores migrantes, de los manifestantes, de los abogados, del los Mongoles y de las personas pertenecientes a la etnia Uyghur .
El gobierno chino no permite que los 500 millones de usuarios de Internet formen sus propias opiniones a través de ese medio electrónico. Los ingenieros chinos son capaces de desarrollar trenes de alta velocidad y cohetes espaciales, pero se les restringe el derecho a intercambiar con libertad y dignidad sus puntos de vista respecto a la vida. La arbitrariedad y corrupción de las instituciones gubernamentales por todo el país están provocando el descontento y acrecentando la corrupción. Tan solo en 2010, ciudadanos chinos protestaron 140,000 veces contra la arbitrariedad del estado. Muchos ciudadanos reaccionan a la falta de estado de derecho de manera inteligente y creativa. Un ejemplo de esto es cuando el artista disidente AiWeiwei, quien había sido aparentemente silenciado a través de la imposición de una multa drástica, fue apoyado por miles de donantes anónimos. De esta forma, de su experiencia resultó la formación de espacio para luchar contra la falta del estado de derecho en China.
Los tibetanos exigen sus derechos
En Tíbet, el descontento y la ansiedad se están extendiendo cada vez más. Con las auto-inmolaciones, los tibetanos están atrayendo la atención hacia su trágica situación. Protestan en contra de la injusticia, largas sentencias en prisión y multas a ser impuestas a protestantes tibetanos y disidentes. Más de 60 años después de la ocupación ilegal por el ejército chino, los tibetanos siguen en la espera de la prometida autonomía económica y cultural, así como del respeto a sus derechos religiosos. Aunque la constitución China protege la libertad de religión, a los budistas tibetanos se restringe sistemáticamente la práctica su fe. Por ejemplo, no pueden tener fotos de su líder religioso, el Dalai Lama. Los monasterios son controlados por funcionarios del ejército y cateados por la policía. Decenas de miles de monjes han sido expulsados de sus monasterios
A los tibetanos se les concedió autogobierno oficialmente; en la realidad, los funcionarios del Partido Comunista Chino poseen la influencia de facto en las decisiones gubernamentales. Los tibetanos perciben esta situación como simulación condescendiente y demandan que su tierra natal sea reconocida como una región autónoma, tal y como el gobierno Chino lo prometió. Con el fin de preservar la cultura y sociedad Tibetana, se requiere frenar la inmigración galopante de los chinos de la etnia Han. Asimismo, los tibetanos quieren decidir sobre el “desarrollo” de su tierra natal, debido a que, hasta ahora, no se han visto beneficiados del supuesto desarrollo económico. Por favor intenta ponerte en contacto con los tibetanos para obtener una visión objetiva de la situación del Tíbet- ya que los medios de comunicación del estado Chino no proporcionan una visión realista de la situación. Por favor haz campaña sobre los compromisos hechos por el gobierno de China para que realmente sean implementados, para poder poner un fin a esta situación tan desafortunada.