Cuando un año comienza, la gente tiene la costumbre de autoimponerse compromisos que tratará de cumplir. Buenos propósitos les llaman. Pero, también se ha hecho costumbre, que a las primeras semanas y antes de que se acabe enero, el proyecto se les viene abajo.
Y, ¿sabes por qué sucede esto? Pues porque el planteamiento que se hacen no es el adecuado. Casi todos piensan sólo en agregar. Sí; agregan responsabilidades, compromisos, acciones; en fin, elaboran una lista en la que van añadiendo las cosas que piensan poner en práctica durante los doce meses que están por venir.
Yo te quiero proponer algo diferente. Haz un esfuerzo y, en lugar de agregar, elimina de tu vida lo que te parezca inadecuado, lo que en lugar de fortalecerte te intoxica. Pero no te asustes. No te estoy proponiendo que te conviertas en un asceta. Lo que pongo a tu consideración es que, en lugar de continuar acumulando cosas, utilices estos días previos a 2012, haciendo un trabajo de desintoxicación. Sí; de desintoxicación mental y física.
Te invito a que pruebes las siguientes estrategias:
Lo que de plano no puedas cambiar, acéptalo. Déjalo como está, pero sin estresarte.
Lo que tengas que perdonarte. ¡Perdónatelo! Deja de castigarte y continúa tranquilo tu camino. Que las cosas indebidas que cometiste en el pasado te sirvan de aprendizaje, no de castigo.
Si alguna persona de las que pululan en tu entorno te quita energía y no agrega ningún valor a tu vida, de forma gentil y educada rompe el contacto con ella. Si de plano no puedes dejar de tratarla, por lo menos, disminuye la interacción al mínimo.
Deja ya de esforzarte por quedar bien con todos. Esos intentos consumen mucha energía. Mejor queda bien contigo primero. Si atiendes esta recomendación, vas a tener el vigor que se necesita para relacionarte con la gente que sí agrega valor a tu vida.
Elimina tus preocupaciones y conviértelas en un listado de acciones. Si una preocupación no se puede traducir en una acción, haz las paces con esa preocupación. ¡Cede el control que te esta desgastando!
Desintoxícate mentalmente tomando conciencia de que no debes comprar problemas que no te toca a ti resolver. Deja ya, de una vez por todas, esa tendencia que tienes de sentirte héroe y de querer salvar a todo el mundo en todo momento. No quiero decir con esto que endurezcas tu corazón; también tienes que dedicar parte de tu tiempo a ayudar a los más necesitados.
Los héroes se afanan en forma tan desmedida, que acaban desgastados y terminan por no poder ayudar más. La filantropía y el voluntariado, en cambio, permiten al interesado concentrar su energía y trabajar de manera altruista.
Hay mucha gente que necesita la ropa y los utensilios que has dejado de usar. Deshazte de esas posesiones y lleva esos recursos a centros donde puedan encausarlos para que lleguen a la gente que de veras los requiere. Te vas a sentir muy bien: desahogarás tus espacios y ayudarás a otras personas.
Si realizas actividades que ya no disfrutas, si trabajas en proyectos cuyas ventajas ya no son tan visibles, reemplázalos por acciones que vayan de acuerdo con lo que es tu verdadera pasión. Es difícil escanciar agua fresca en un recipiente que está lleno hasta los bordes. Para que los espacios se llenen… ¡tienen que estar vacíos! Si quieres que lleguen a tu vida nuevas oportunidades, tienes que reservar para ellas un espacio.
También tu cuerpo se merece una desintoxicación. Muchas impurezas han ingresado en él con lo que respiras y con lo que ingieres. Ayúdale a eliminar lo que le hace daño: bebe mucha agua, haz que tu tracto digestivo esté libre de estreñimientos, refuerza tu sistema inmunológico y adopta dietas inteligentes.
Bruce Lee decía que «el crecimiento no es un proceso de acumulación, sino de eliminación». Si quieres crecer necesitas eliminar lo que no te deja avanzar. Termino este escrito recomendándote que, en lugar de agregar nuevas cosas a tu vida, te des un tiempo para eliminar lo que no necesitas.
¡Que 2012 sea un año propicio y auspicioso!
Cuando un año comienza, la gente tiene la costumbre de autoimponerse compromisos que tratará de cumplir. Buenos propósitos les llaman. Pero, también se ha hecho costumbre, que a las primeras semanas y antes de que se acabe enero, el proyecto se les viene abajo.
Y, ¿sabes por qué sucede esto? Pues porque el planteamiento que se hacen no es el adecuado. Casi todos piensan sólo en agregar. Sí; agregan responsabilidades, compromisos, acciones; en fin, elaboran una lista en la que van añadiendo las cosas que piensan poner en práctica durante los doce meses que están por venir.
Yo te quiero proponer algo diferente. Haz un esfuerzo y, en lugar de agregar, elimina de tu vida lo que te parezca inadecuado, lo que en lugar de fortalecerte te intoxica. Pero no te asustes. No te estoy proponiendo que te conviertas en un asceta. Lo que pongo a tu consideración es que, en lugar de continuar acumulando cosas, utilices estos días previos a 2012, haciendo un trabajo de desintoxicación. Sí; de desintoxicación mental y física.
Te invito a que pruebes las siguientes estrategias:
Lo que de plano no puedas cambiar, acéptalo. Déjalo como está, pero sin estresarte.
Lo que tengas que perdonarte. ¡Perdónatelo! Deja de castigarte y continúa tranquilo tu camino. Que las cosas indebidas que cometiste en el pasado te sirvan de aprendizaje, no de castigo.
Si alguna persona de las que pululan en tu entorno te quita energía y no agrega ningún valor a tu vida, de forma gentil y educada rompe el contacto con ella. Si de plano no puedes dejar de tratarla, por lo menos, disminuye la interacción al mínimo.
Deja ya de esforzarte por quedar bien con todos. Esos intentos consumen mucha energía. Mejor queda bien contigo primero. Si atiendes esta recomendación, vas a tener el vigor que se necesita para relacionarte con la gente que sí agrega valor a tu vida.
Elimina tus preocupaciones y conviértelas en un listado de acciones. Si una preocupación no se puede traducir en una acción, haz las paces con esa preocupación. ¡Cede el control que te esta desgastando!
Desintoxícate mentalmente tomando conciencia de que no debes comprar problemas que no te toca a ti resolver. Deja ya, de una vez por todas, esa tendencia que tienes de sentirte héroe y de querer salvar a todo el mundo en todo momento. No quiero decir con esto que endurezcas tu corazón; también tienes que dedicar parte de tu tiempo a ayudar a los más necesitados.
Los héroes se afanan en forma tan desmedida, que acaban desgastados y terminan por no poder ayudar más. La filantropía y el voluntariado, en cambio, permiten al interesado concentrar su energía y trabajar de manera altruista.
Hay mucha gente que necesita la ropa y los utensilios que has dejado de usar. Deshazte de esas posesiones y lleva esos recursos a centros donde puedan encausarlos para que lleguen a la gente que de veras los requiere. Te vas a sentir muy bien: desahogarás tus espacios y ayudarás a otras personas.
Si realizas actividades que ya no disfrutas, si trabajas en proyectos cuyas ventajas ya no son tan visibles, reemplázalos por acciones que vayan de acuerdo con lo que es tu verdadera pasión. Es difícil escanciar agua fresca en un recipiente que está lleno hasta los bordes. Para que los espacios se llenen… ¡tienen que estar vacíos! Si quieres que lleguen a tu vida nuevas oportunidades, tienes que reservar para ellas un espacio.
También tu cuerpo se merece una desintoxicación. Muchas impurezas han ingresado en él con lo que respiras y con lo que ingieres. Ayúdale a eliminar lo que le hace daño: bebe mucha agua, haz que tu tracto digestivo esté libre de estreñimientos, refuerza tu sistema inmunológico y adopta dietas inteligentes.
Bruce Lee decía que «el crecimiento no es un proceso de acumulación, sino de eliminación». Si quieres crecer necesitas eliminar lo que no te deja avanzar. Termino este escrito recomendándote que, en lugar de agregar nuevas cosas a tu vida, te des un tiempo para eliminar lo que no necesitas.
¡Que 2012 sea un año propicio y auspicioso!