Un asno y un camello caminaban juntos. El camello se movía con pasos largos y pausados; el asno lo hacía con impaciencia y avanzando con tropiezos frecuentes.
Desesperado, el jumento le preguntó a su compañero:
—¿Por qué tengo tantos problemas para caminar? Aunque miro cuidadosamente al suelo mientras camino, me tropiezo, me caigo, me rasguño las patas. En cambio tú, aunque pareces no estar consciente de lo que te rodea, pues llevas los ojos fijos en el horizonte, mantienes un paso rápido y fácil.
— Tu problema es que tus pasos son demasiados cortos —respondió el camello—. Cuando ves algún obstáculo, ya es demasiado tarde para corregir tus movimientos. Miras a tu alrededor, pero no evalúas lo que ves. Piensas que la prisa es prioridad, imaginas que mirando puedes ver, crees que ver cerca es lo mismo que ver lejos.
—Yo miro el horizonte —continuó el camello—. Pero lo que realmente hago es reflexionar sobre lo que tengo que hacer cuando lo lejano se convierta en cercano. También recapacito sobre lo que ha sucedido antes; así no tengo que mirar hacia atrás con riesgo de tropezar. Este modo de andar, que a ti te parece confuso y raro, es algo en verdad claro y sencillo.
Cuento sufí
Un asno y un camello caminaban juntos. El camello se movía con pasos largos y pausados; el asno lo hacía con impaciencia y avanzando con tropiezos frecuentes.
Desesperado, el jumento le preguntó a su compañero:
—¿Por qué tengo tantos problemas para caminar? Aunque miro cuidadosamente al suelo mientras camino, me tropiezo, me caigo, me rasguño las patas. En cambio tú, aunque pareces no estar consciente de lo que te rodea, pues llevas los ojos fijos en el horizonte, mantienes un paso rápido y fácil.
— Tu problema es que tus pasos son demasiados cortos —respondió el camello—. Cuando ves algún obstáculo, ya es demasiado tarde para corregir tus movimientos. Miras a tu alrededor, pero no evalúas lo que ves. Piensas que la prisa es prioridad, imaginas que mirando puedes ver, crees que ver cerca es lo mismo que ver lejos.
—Yo miro el horizonte —continuó el camello—. Pero lo que realmente hago es reflexionar sobre lo que tengo que hacer cuando lo lejano se convierta en cercano. También recapacito sobre lo que ha sucedido antes; así no tengo que mirar hacia atrás con riesgo de tropezar. Este modo de andar, que a ti te parece confuso y raro, es algo en verdad claro y sencillo.
Cuento sufí