Hay dos tipos de locos: los que no saben que van a morir y los que olvidan que están vivos.
Patrick Declerk
Casi siempre, sentimos a la muerte lejana; y algunas veces, muy cercana. Lejana, porque comúnmente creemos que llegará más tarde; y cercana porque, de pronto, nos sorprende en cualquier momento.
Cuando se presenta, no hay elocuencia que la disuada. Ningún poder hace que retroceda. No hay riqueza que la soborne ni belleza que la seduzca.
Sin embargo, los que han saboreado la quintaesencia de la vida, no la consideran decadencia final, sino sereno colofón de un tiempo bien vivido. El desenlace de una vida bella… ¡es una bella muerte!
Ya lo dijo Víctor Hugo: ″El epílogo de una vida feliz es una muerte gloriosa″. Si excluyes a la muerte de tu vida ─afirma Etty Hillesum─ no vivirás plenamente; pero si la acoges en tu corazón, desarrollarás y enriquecerás tu vida.
No vivas aterrado ante su sola mención ni finjas que no existe. Si la contemplas con serenidad apreciarás mejor cada instante, descubrirás la verdadera dimensión de la vida y ya no dilapidarás tu tiempo en vanas distracciones.
Quien ha vivido trabajando para ser mejor y ha contribuido a la felicidad de los demás, legítimamente… ¡puede morir en paz!
Este texto fue redactado con base en las ideas que sobre
el tema aparecen en el libro ″En defensa de la felicidad″
de Mathieu Ricard, Editorial Urano.
Hay dos tipos de locos: los que no saben que van a morir y los que olvidan que están vivos.
Patrick Declerk
Casi siempre, sentimos a la muerte lejana; y algunas veces, muy cercana. Lejana, porque comúnmente creemos que llegará más tarde; y cercana porque, de pronto, nos sorprende en cualquier momento.
Cuando se presenta, no hay elocuencia que la disuada. Ningún poder hace que retroceda. No hay riqueza que la soborne ni belleza que la seduzca.
Sin embargo, los que han saboreado la quintaesencia de la vida, no la consideran decadencia final, sino sereno colofón de un tiempo bien vivido. El desenlace de una vida bella… ¡es una bella muerte!
Ya lo dijo Víctor Hugo: ″El epílogo de una vida feliz es una muerte gloriosa″. Si excluyes a la muerte de tu vida ─afirma Etty Hillesum─ no vivirás plenamente; pero si la acoges en tu corazón, desarrollarás y enriquecerás tu vida.
No vivas aterrado ante su sola mención ni finjas que no existe. Si la contemplas con serenidad apreciarás mejor cada instante, descubrirás la verdadera dimensión de la vida y ya no dilapidarás tu tiempo en vanas distracciones.
Quien ha vivido trabajando para ser mejor y ha contribuido a la felicidad de los demás, legítimamente… ¡puede morir en paz!
Este texto fue redactado con base en las ideas que sobre
el tema aparecen en el libro ″En defensa de la felicidad″
de Mathieu Ricard, Editorial Urano.