Marcia Binder Schmidt, nació en EUA y es traductora, editora, y escritora. Junto con Erik Pema Kunzang, en 1986 fundó la editorial Rangjung Yeshe Publications, a través de la cual ha traducido 62 obras tibetanas esenciales al inglés. Marcia ha pasado la mayor parte de su vida con grandes lama tibetanos, como su maestro raíz Tulku Urgyen Rimpoche, y es sobre todo, una practicante honesta y con un profundo conocimiento de budismo.
Fue una de las fundadoras de Rangjung Yeshe Institute, la licenciatura y maestría que se ofrece en el monasterio de Chokyi Nyima Rimpoche, y ha sido una incansable promotora del darma, muy cercana al mismo Rimpoche.
Su vida ha sido extraordinaria, rodeada de tantos practicantes originarios de Tíbet. Cuando tenía alrededor de treinta años, tiempo en el que básicamente no había ni traductores ni libros y el budismo era una novedad para los pocos occidentales que arribaban a Nepal, se vio inmersa directamente en el universo del antiguo darma tibetano. Como una mujer contemporánea, ha se ha enfrentado a ese encuentro de culturas, a su asimilación y traducción, en todo el sentido de la palabra, y ha jugado un papel fundamental en hacer accesible a Occidente el gran legado de aquellos hombres y mujeres que encarnaban y encarnan el sendero y el fruto del budismo tibetano.
Marcia Binder Schmidt, nació en EUA y es traductora, editora, y escritora. Junto con Erik Pema Kunzang, en 1986 fundó la editorial Rangjung Yeshe Publications, a través de la cual ha traducido 62 obras tibetanas esenciales al inglés. Marcia ha pasado la mayor parte de su vida con grandes lama tibetanos, como su maestro raíz Tulku Urgyen Rimpoche, y es sobre todo, una practicante honesta y con un profundo conocimiento de budismo.
Fue una de las fundadoras de Rangjung Yeshe Institute, la licenciatura y maestría que se ofrece en el monasterio de Chokyi Nyima Rimpoche, y ha sido una incansable promotora del darma, muy cercana al mismo Rimpoche.
Su vida ha sido extraordinaria, rodeada de tantos practicantes originarios de Tíbet. Cuando tenía alrededor de treinta años, tiempo en el que básicamente no había ni traductores ni libros y el budismo era una novedad para los pocos occidentales que arribaban a Nepal, se vio inmersa directamente en el universo del antiguo darma tibetano. Como una mujer contemporánea, ha se ha enfrentado a ese encuentro de culturas, a su asimilación y traducción, en todo el sentido de la palabra, y ha jugado un papel fundamental en hacer accesible a Occidente el gran legado de aquellos hombres y mujeres que encarnaban y encarnan el sendero y el fruto del budismo tibetano.