El Libro del Tao es una obra filosófica atribuida a Lao Tse. Desentrañarle el sentido a este antiquísimo documento es una tarea difícil. Cuando se lee de manera superficial, el lector se topa con frases que parecen disparatadas; pero en esta inconsistencia o falta de sentido radica su mayor encanto. Se tiene que meditar mucho después de leer cada sentencia, y aún así, es posible que no se capte a cabalidad el auténtico significado de la expresión.
Lamentablemente, la obra de Lao Tse parece haberse convertido en una fuente de citas lapidarias; es decir, palabras que merecen ser talladas en piedras o mármoles para inmortalizarlas. Con frecuencia se le consulta sólo para encontrar la frase con la que se pretende llamar la atención o el epígrafe que se va a utilizar al empezar un escrito. De todas maneras, es mejor estudiarlo para eso que mantenerse ajeno a esta breve, pero consistente obra del siglo VI a. de C., en la que se expresa el pensamiento y la filosofía taoísta.
El autor maneja el término Tao como una palabra de gran profundidad filosófica. Aunque le da al vocablo una naturaleza abstracta, amorfa, intangible, inaudible e inasible, se dice que en realidad el Tao es la fuerza que mueve y mantiene el orden del Universo, la energía que da origen a todo lo que existe.
A continuación, pongo a consideración del lector, algunos fragmentos que me parecieron dignos de ser analizados.
SOBRE EL TAO
• El Tao que puede ser expresado con palabras no es el verdadero Tao. El nombre que se le da no es su verdadero nombre. Aunque el vocablo está vacío, no puede colmarse.
• Antes que el cielo y la tierra se formaran, ya existía el Tao.
• El Tao no actúa; pero aún así, todo ha sido hecho por él.
• El hombre sigue la ley de la tierra; la tierra sigue la ley del cielo; el cielo sigue la ley del Tao; pero el Tao sigue su propia ley.
• El agua es el mejor ejemplo de bondad y de modestia: busca los lugares que más desprecia el hombre. Por eso está cerca del Tao.
• Quien se aleja de la fama y del buen nombre, se acerca al Tao.
• Si los príncipes y reyes permanecieran en el Tao, todo mundo los obedecería.
SOBRE LA GUERRA Y LAS ARMAS
• Entre más uses y afiles tu espada, menos metal tiene su hoja.
• La calma somete a lo agitado.
• Donde acamparon las tropas sólo nacen espinas y zarzas; y atrás de los ejércitos siempre vienen años de miseria.
• Las armas son instrumentos nefastos. El hombre que sigue al Tao nunca se sirve de ellas.
• Si el Tao reinara en el mundo, los carros de guerra acarrearían estiércol.
• Quien sabe cuidarse no teme al rinoceronte ni al tigre y va desarmado al combate.
• El arrojo del valiente lo conduce a la muerte; y el valor del prudente le conserva la vida. Estar cerca del Tao te lleva a la victoria sin combatir.
• Quienes firman la paz entre grandes enemigos humedecen sus pinceles en tinteros de rencor.
SOBRE CONDUCTA ÉTICA
• El cielo y la tierra han durado tanto, porque no hacen de sí mismos la razón de su existencia.
• Quien se enorgullece de sus riquezas, atrae su propia desgracia.
• El hombre sabio destaca porque no se exhibe; recibe honores porque no se ensalza; y tiene el don del mando porque no se impone.
• Lo natural es hablar poco: un huracán no dura toda la mañana ni un aguacero todo el día.
• Si te paras de puntillas no estarás mucho de pie; y si das muy largos los pasos no llegarás lejos.
• El secreto de lo maravilloso radica en aparentar ignorancia aunque seas un Iluminado.
• Conocer a los demás es signo de inteligencia; conocerse a sí mismo es signo de sabiduría.
• Vencer a los demás es signo de fortaleza; vencerse a sí mismo es poseer toda la fuerza que existe.
• Quien quiera obtener algo, antes debe darlo.
• El máximo honor le corresponde a quien no lo pretende.
• Consentir los deseos es tu mayor error; ser insaciable, tu mayor desgracia; y ser codicioso, el mayor de tus vicios. Si supieras contentarte, siempre estarías saciado.
• A través de lo bello se conoce lo que es feo; y es gracias al bien que puede reconocerse el mal.
• El afán de riqueza y la ambición disminuirían si la sociedad no privilegiara tanto las posesiones.
• El hombre violento no tendrá una muerte natural.
• El Sendero es llano; pero a la gente le gustan las veredas.
• Vestir lujosos ropajes, ceñir afiladas espadas y hartarse de bebidas y manjares es como robar.
• El hombre virtuoso ignora la unión de los sexos, pero posee íntegra la plenitud de su esperma.
• Si no le temes al peligro, te amenaza un gran peligro.
• Si no eres carpintero y usas su herramienta, fácil te herirás las manos.
SOBRE POLÍTICA Y ASUNTOS DE GOBIERNO
• El mundo es un vaso espiritual que no se puede manipular. Quien pretenda gobernarlo y transformarlo, se encamina hacia el fracaso.
• Las limitaciones y las prohibiciones empobrecen al pueblo; las armas provocan desorden en el reino; y la abundancia de leyes y decretos incrementan los delitos.
SOBRE SABIDURÍA Y CONOCIMIENTOS
• Puedes conocer el mundo sin salir de tu casa; y ver el camino del cielo sin mirar por la ventana. ¡Cuando más lejos se va, menos se aprende!
• No saber y creerse sabio, es lo peor que le puede pasar a un hombre; y saber sin tener plena conciencia de que se sabe, conduce a la perfección.
• El sabio conoce y no se exhibe; se ama y no se aprecia.
• Los sabios nunca son eruditos; y los eruditos nunca son sabios.
• El sabio no atesora; y dando a los demás lo que sabe, se enriquece.
• Las palabras que expresan la verdad son paradójicas.
• La verdad no puede expresarse con palabras agradables; y las palabras agradables no expresan la verdad.
SOBRE OTROS TÓPICOS
• El Universo no tiene sentimientos. Para él, todas las cosas son como perros de paja.
• El Universo es como un fuelle nunca vacío: entre más se mueve, más produce.
• Quien domina la respiración hasta hacerla tan flexible como la de un recién nacido, practica una gran virtud.
• Las casas tienen muros, puertas y ventanas; y los jarrones se moldean con arcilla. Pero es el vacío lo que permite habitar la casa y lo que le da utilidad a la vasija.
• Nada penetra donde no hay resquicio.
• Vivir es llegar y morir es volver.
El Libro del Tao es una obra filosófica atribuida a Lao Tse. Desentrañarle el sentido a este antiquísimo documento es una tarea difícil. Cuando se lee de manera superficial, el lector se topa con frases que parecen disparatadas; pero en esta inconsistencia o falta de sentido radica su mayor encanto. Se tiene que meditar mucho después de leer cada sentencia, y aún así, es posible que no se capte a cabalidad el auténtico significado de la expresión.
Lamentablemente, la obra de Lao Tse parece haberse convertido en una fuente de citas lapidarias; es decir, palabras que merecen ser talladas en piedras o mármoles para inmortalizarlas. Con frecuencia se le consulta sólo para encontrar la frase con la que se pretende llamar la atención o el epígrafe que se va a utilizar al empezar un escrito. De todas maneras, es mejor estudiarlo para eso que mantenerse ajeno a esta breve, pero consistente obra del siglo VI a. de C., en la que se expresa el pensamiento y la filosofía taoísta.
El autor maneja el término Tao como una palabra de gran profundidad filosófica. Aunque le da al vocablo una naturaleza abstracta, amorfa, intangible, inaudible e inasible, se dice que en realidad el Tao es la fuerza que mueve y mantiene el orden del Universo, la energía que da origen a todo lo que existe.
A continuación, pongo a consideración del lector, algunos fragmentos que me parecieron dignos de ser analizados.
SOBRE EL TAO
• El Tao que puede ser expresado con palabras no es el verdadero Tao. El nombre que se le da no es su verdadero nombre. Aunque el vocablo está vacío, no puede colmarse.
• Antes que el cielo y la tierra se formaran, ya existía el Tao.
• El Tao no actúa; pero aún así, todo ha sido hecho por él.
• El hombre sigue la ley de la tierra; la tierra sigue la ley del cielo; el cielo sigue la ley del Tao; pero el Tao sigue su propia ley.
• El agua es el mejor ejemplo de bondad y de modestia: busca los lugares que más desprecia el hombre. Por eso está cerca del Tao.
• Quien se aleja de la fama y del buen nombre, se acerca al Tao.
• Si los príncipes y reyes permanecieran en el Tao, todo mundo los obedecería.
SOBRE LA GUERRA Y LAS ARMAS
• Entre más uses y afiles tu espada, menos metal tiene su hoja.
• La calma somete a lo agitado.
• Donde acamparon las tropas sólo nacen espinas y zarzas; y atrás de los ejércitos siempre vienen años de miseria.
• Las armas son instrumentos nefastos. El hombre que sigue al Tao nunca se sirve de ellas.
• Si el Tao reinara en el mundo, los carros de guerra acarrearían estiércol.
• Quien sabe cuidarse no teme al rinoceronte ni al tigre y va desarmado al combate.
• El arrojo del valiente lo conduce a la muerte; y el valor del prudente le conserva la vida. Estar cerca del Tao te lleva a la victoria sin combatir.
• Quienes firman la paz entre grandes enemigos humedecen sus pinceles en tinteros de rencor.
SOBRE CONDUCTA ÉTICA
• El cielo y la tierra han durado tanto, porque no hacen de sí mismos la razón de su existencia.
• Quien se enorgullece de sus riquezas, atrae su propia desgracia.
• El hombre sabio destaca porque no se exhibe; recibe honores porque no se ensalza; y tiene el don del mando porque no se impone.
• Lo natural es hablar poco: un huracán no dura toda la mañana ni un aguacero todo el día.
• Si te paras de puntillas no estarás mucho de pie; y si das muy largos los pasos no llegarás lejos.
• El secreto de lo maravilloso radica en aparentar ignorancia aunque seas un Iluminado.
• Conocer a los demás es signo de inteligencia; conocerse a sí mismo es signo de sabiduría.
• Vencer a los demás es signo de fortaleza; vencerse a sí mismo es poseer toda la fuerza que existe.
• Quien quiera obtener algo, antes debe darlo.
• El máximo honor le corresponde a quien no lo pretende.
• Consentir los deseos es tu mayor error; ser insaciable, tu mayor desgracia; y ser codicioso, el mayor de tus vicios. Si supieras contentarte, siempre estarías saciado.
• A través de lo bello se conoce lo que es feo; y es gracias al bien que puede reconocerse el mal.
• El afán de riqueza y la ambición disminuirían si la sociedad no privilegiara tanto las posesiones.
• El hombre violento no tendrá una muerte natural.
• El Sendero es llano; pero a la gente le gustan las veredas.
• Vestir lujosos ropajes, ceñir afiladas espadas y hartarse de bebidas y manjares es como robar.
• El hombre virtuoso ignora la unión de los sexos, pero posee íntegra la plenitud de su esperma.
• Si no le temes al peligro, te amenaza un gran peligro.
• Si no eres carpintero y usas su herramienta, fácil te herirás las manos.
SOBRE POLÍTICA Y ASUNTOS DE GOBIERNO
• El mundo es un vaso espiritual que no se puede manipular. Quien pretenda gobernarlo y transformarlo, se encamina hacia el fracaso.
• Las limitaciones y las prohibiciones empobrecen al pueblo; las armas provocan desorden en el reino; y la abundancia de leyes y decretos incrementan los delitos.
SOBRE SABIDURÍA Y CONOCIMIENTOS
• Puedes conocer el mundo sin salir de tu casa; y ver el camino del cielo sin mirar por la ventana. ¡Cuando más lejos se va, menos se aprende!
• No saber y creerse sabio, es lo peor que le puede pasar a un hombre; y saber sin tener plena conciencia de que se sabe, conduce a la perfección.
• El sabio conoce y no se exhibe; se ama y no se aprecia.
• Los sabios nunca son eruditos; y los eruditos nunca son sabios.
• El sabio no atesora; y dando a los demás lo que sabe, se enriquece.
• Las palabras que expresan la verdad son paradójicas.
• La verdad no puede expresarse con palabras agradables; y las palabras agradables no expresan la verdad.
SOBRE OTROS TÓPICOS
• El Universo no tiene sentimientos. Para él, todas las cosas son como perros de paja.
• El Universo es como un fuelle nunca vacío: entre más se mueve, más produce.
• Quien domina la respiración hasta hacerla tan flexible como la de un recién nacido, practica una gran virtud.
• Las casas tienen muros, puertas y ventanas; y los jarrones se moldean con arcilla. Pero es el vacío lo que permite habitar la casa y lo que le da utilidad a la vasija.
• Nada penetra donde no hay resquicio.
• Vivir es llegar y morir es volver.