Introducción al Budismo

Cómo Morir – Una Enseñanza del Nacido del Loto

En INSIGHTS por Erik Pema Kunsang 01/13/2016

Mientras estamos vivos tenemos que ser realistas y aprender acerca de la naturaleza de esta mente, y de cómo es en realidad cuando se encuentra libre de creencias e ideas preconcebidas.
Deseo profundamente que todo meditador, que ha pasado muchas horas sentado en meditación y en retiros, pueda entender a su mente.

Cuando esta vida termine nos enfrentaremos al verdadero reto, la muerte. Necesitamos tener familiaridad con este tema: ¿Qué es la muerte?, ¿Qué va a pasar?, ¿Dolerá?, ¿Hay algo más allá?, ¿Estaré bien?

Algunos han pensado mucho acerca del hecho que vamos a morir, otros lo ignoran, algunos hacen su mejor esfuerzo para nunca pensar en ello. La muerte, es la separación del cuerpo y la mente, y el gran temor es ¿Qué va a pasar?

Debido a esta preocupación las personas tienen distintas creencias, racionales o infundadas: solo se vive una vez, la muerte es el final, no hay nada más allá de la muerte, finalmente ha terminado el sufrimiento, él o ella ha encontrado paz, él o ella está en un mejor lugar. Pero tales creencias, por definición, no son muy convincentes. Una creencia es solo imaginación, y no está anclada al profundo entendimiento que se obtiene con la experiencia. En el mejor de los casos, una creencia corresponde a la realidad; en el peor de los casos, puede ser una justificante para cometer crímenes inmencionables. Lo que sea que creamos, tarde o temprano, cesará la respiración y el cuerpo será declarado muerto.

Algunas personas creen que la experiencia cesa porque se desvanecen la percepción, la capacidad de conocer y todo lo conocido, tal como cuando se apaga la luz de un aparador o cuando se apaga una flama. Piensan que no hay dolor ni placer, que ni siquiera hay una sensación de paz. Que no importa lo hecho en vida pues eso ya no tiene consecuencia. El cuerpo se hace polvo y se funde con el gran ciclo de la vida. Este es el romántico sello del nihilismo.

Otros esperan que continúe alguna experiencia, pero sin contenido alguno. El espacio, solo tú y nada más. Muerto en paz, descanse en paz, para toda la eternidad. Unas vacaciones garantizadas que durarán para siempre, sin nada por qué preocuparse. Esto, también es imaginación.

Hay muchas otras fantasías, pero necesitamos vincularnos con lo que en verdad ocurre y no con las creencias o los buenos deseos. El excepcional maestro en meditación Tulku Urgyen Rinpoche dijo, por supuesto podemos desear que la muerte sea el final de todo, pero lamento decir que ¡nos llevaremos una triste sorpresa¡ Así que, ¿a nivel personal cómo es la experiencia de la muerte? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué nos puede ayudar? ¿Hay algún conjunto de métodos con los que nos podamos familiarizar al punto de no tener miedo, tener confianza o por lo menos, no tener remordimientos? ¿Cómo manejar el perder todo lo conocido? ¿Cómo podemos lidiar con el intenso y vasto despliegue de energía primordial de la conciencia? ¿Cómo encontrar un lugar seguro?

De acuerdo a Buda, la experiencia continúa. ÉL explicó que, por naturaleza, la conciencia es algo que está más allá de la nada y de algo concreto; la realidad de la mente es así. Por lo tanto, nuestro entendimiento de lo que somos y lo que vivenciamos también debería trascender esos dos extremos; su naturaleza es así. Este hecho se comprueba directamente por las experiencias del morir y tener un renacimiento. Ya que la mente no es algo en sí mismo, nada permanente se le adhiere, esto se hace evidente durante el actual proceso del morir, cuando cesan todos los pensamientos y las emociones y aún el sentido de identidad personal se disuelve. Es aquí donde el meditador tiene su primer gran oportunidad de liberación. Aún más, ya que la mente no es la nada, algo completamente diferente comienza a suceder después de que todo se disuelve: la naturaleza de la mente brilla más allá con gran color, luz y sonido.

La experiencia del morir no será un evento nuevo; todos hemos atravesado por ella incontables veces. Nadie nos fuerza a tomar un renacimiento tras otro. Nadie nos ha hecho esto, ni un dios, demonio, destino ni oportunidad. Así que ¿Qué es lo que hace girar la rueda? Es la falta de entendimiento de lo que es la naturaleza de la mente.

Cuando todo pensamiento y emoción se ha disuelto en el momento de la muerte, para aquel sin experiencia meditativa ni conocimiento, la vastedad resulta terrorífica, los despliegues naturales son abrumadores y muy pronto, la mente busca un entorno seguro, un refugio, un nuevo renacimiento. Por lo tanto, es de extrema importancia aprender y familiarizarnos con una experiencia meditativa que corresponda a la naturaleza de la mente y la realidad, en su sentido más completo, la cual posee un natural resplandor de amor y está más allá de la nada y de cosas concretas.

Necesitamos instrucciones sobre cómo reconocer el proceso del morir en el momento en que está sucediendo, en cómo estar en paz con el hecho de estar dejando el cuerpo atrás, y con la disolución gradual de todo lo que hemos conocido, los conceptos y las denominaciones. Necesitamos también una instrucción sobre cómo estar tranquilos ante los espectaculares escenarios de luces, colores y sonidos infinitos, multidimensionales y llegando todos al mismo tiempo desde todas las direcciones. Ser liberado en ese momento requiere de un firme conocimiento de que todos estos despliegues no son reales y que son el juego de nuestra propia naturaleza. Necesitamos también instrucción sobre cómo tomar un correcto renacimiento en lugar de dejarlo al azar o al karma, de tal forma que podamos continuar nuestro camino espiritual.

Es para mí un placer el compartir con ustedes una versión condensada de El Libro Tibetano de los Muertos. El autor es Padmasambava, el Nacido del Loto. Fue escrita por el bisabuelo de mi maestro Tulku Urgyen Rinpoche, de acuerdo a enseñanzas que recibió directamente de Padmasambava en una visión. Es corta y por lo tanto fácil de memorizar. Tulku Urgyen siempre dijo que todos los meditadores se beneficiarían inmensamente al familiarizarse con estos recordatorios. Puedes leerlos suavemente cerca del oído del meditador moribundo, como un recordatorio de algo que él o ella ya sabe. También puedes memorizarlos para ti mismo, por si acaso mueres en soledad. Estos recordatorios son más preciados que oro y diamantes porque al recordarlos en los estados del bardo, te liberarán.